Llamados a predicar el evangelio
“Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura”, Marcos 16:15 (NBLH). Nuestra misión no está dentro de un edificio. En la iglesia tenemos un ministerio, pero en el mundo tenemos una misión. Nuestro ministerio es servir a los creyentes, pero nuestra misión es servir a los no creyentes. Es cierto que el mensaje encarnado (testimonio de vida) puede ser usado por Dios para salvar a otras personas; sin embargo, es a través del mensaje proclamado de la cruz (palabra hablada o escrita) que el poder de Dios salva a quienes creen su contenido: “…Agradó a Dios mediante la… predicación salvar a los que creen”, 1ª Corintios 1:21 (NBLH).
Este aspecto es sumamente relevante. Muchas veces hemos oído que el ejemplo del cristianismo, el testimonio del cristiano y la acción social o caritativa de la iglesia serán los factores claves que traerán salvación. Jamás deberíamos supeditar la conversión a que alguien ‘descubra’ el testimonio personal o ‘conozca las buenas obras’ de la iglesia local. Debemos hablar, debemos predicar. Es el mensaje del cristianismo (el evangelio) el que tiene el poder para guiar a las personas a la salvación: “…El evangelio… es poder de Dios para salvar a todo el que cree…”, Romanos 1:16 (SA). Por supuesto que debemos ser un testimonio viviente del obrar de Dios, pero nuestra principal misión es predicar a Cristo. ¿Lo estamos haciendo? ¿Entendemos la urgencia de nuestra misión?
El evangelio que predicamos tiene implicancias eternas
Si las personas no creen; entonces no “obedecerán el evangelio”. Como consecuencia se perderán para siempre, 2ª Tesalonicenses 1:8. Y Dios cuenta con nosotros para anunciar la gran noticia de que en Cristo hay salvación. Si no predicamos, la gente será condenada, pero nosotros seremos responsables por esas pérdidas.
Lamentablemente la iglesia en general está desenfocada, sin comprender la urgencia diaria de este mandato. La gran comisión no es opcional sino la razón de su existencia.
¿Recuerdas la responsabilidad que Dios le adjudicó a la predicación en el libro de Ezequiel? Dios le dijo: “Yo te he puesto por atalaya… Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad… él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma”, Ezequiel 3:17-19.
¿Por qué no predicamos?
Te invitamos a que respondas a partir de tu propia realidad. En el pasaje que estamos analizando, si Ezequiel no advertía a la gente para que abandonaran sus malos caminos, Dios demandaría de él la sangre de aquellas personas. Pero si obedecía y les hablaba, en ese caso libraría su alma, Ezequiel 3:19.
¿Significa que quien no predica puede comprometer su salvación eterna? No nos atrevemos a decir tal cosa, pero de algo estamos seguros: ¡las consecuencias por no obedecer el mandamiento de predicar no serán nimiedades! El pasaje alude a consecuencias más allá de lo temporal o terrenal. Que un santo pavor y un temor reverente vengan a nuestras vidas. Comencemos a hacer lo que Dios espera que hagamos: ¡predicar el evangelio de Cristo a este mundo necesitado!
Maneras prácticas para cumplir con el mandato de predicar
− Compartir las placas que se difunden en los grupos de la iglesia concernientes a actividades, motivos de oración, reflexiones, etc.
− Reenviar el devocional que cada día la iglesia proporciona por medio de las plataformas digitales.
− Colocar un “Me Gusta” a las transmisiones en vivo, compartiéndolas con otros.
− Reenviar a nuestros contactos y amigos los links con libros gratuitos.
− Invitar a amigos, conocidos y compañeros del trabajo a las reuniones de la iglesia y/o a las casas de oración en distintos barrios y ciudades.
− Apoyar financieramente las emisiones televisivas y la predicación en otros medios masivos.
− Participar de una casa de oración para evangelizar ese barrio en particular.
− Visitar hospitales, cárceles, hogares de ancianos y hogares de niños.
− Evangelizar a los niños. Una forma sencilla puede ser leyéndoles a los pequeños de la familia, de la cuadra y del barrio los libros gratuitos que se encuentran en el sitio web www.iglesiadelaciudad.com.ar como la serie de Pecos y Pina; los tomos de Súper Capaz, Leyendas verdaderas, Cuentos que no son cuentos.
− Inundar las redes con mensajes bíblicos. ¡Cuántos jóvenes aspiran a ser un influencer o youtuber! La pregunta es: ¿para qué? ¿De qué hablarán? ¿Solo de cosas pasajeras que terminarán siendo secundarias? ¿Por qué no pensar en maneras nuevas para predicar la Palabra, teniendo presente que es por el oír que vendrá la fe? ¡Y, por ende, la salvación!
− Participar como caminante de las evangelizaciones masivas, casa por casa.
− Sembrar tiempo, dinero y esfuerzo físico para evangelizar barrios, ciudades, provincias y naciones.
− Cooperar con mercaderías o suministros varios a fin de suplir las necesidades de los caminantes, en viajes prolongados.
− Regalar libros cristianos y textos de la Palabra de Dios.
− Y mil maneras más de predicar el evangelio de Jesucristo.
¿Qué harás hoy a favor de las almas sin salvación?